viernes, 27 de julio de 2012

Tu.

Noche tras noche vive en mi tu recuerdo.
Me basta tan solo cerrar los ojos para que cientos de imágenes inunden mi mente
haciendo palpitar con mayor fuerza y velocidad mi corazón...

¿Quien eres?... Que te haz convertido en mi sonrisa y en mi inspiración, 
en el brillo de mis ojos, en mis memorias más felices y en mi deseo de seguir adelante...
¿Qué eres?... Huella indeleble, marca de mi alma;
que aún bajo el cielo gris y ante la más recia tempestad
te has mantenido inamovible siendo luz en cada uno de mis días...

Dime tú, querido corazón, qué me hace soñar contigo,
soñar despierta, crear mundos sin límites para ti y para mi...
Vamos, confiesa, qué hay en ti que cada instante a tu lado me hace infinitamente feliz;
qué tienen tus labios que ha quedado en los míos su dulzura y así pase el tiempo no se va el sabor a cielo...
Qué me haz hecho, que en cuanto la idea de mi vida sin ti cruza por mi mente,
las sombras y el frío glacial me consumen...

¿Quién eres? ¿Por qué la mano Divina ha decido cruzar nuestros caminos? ¿Quién eres?
Caballero Blanco, aún no tengo la certeza de tu causa en mi vida, ni de la mía en la tuya,
sólo sé que llenas mi corazón de una y otra forma...
No se si te amo, pero si estoy más que segura que te quiero como a nadie;
y aunque antaño mil dudas inundaron mi cabeza esto no dejó de ser...
Así una y otra vez yo hubiese gritado en silencio clamando por alguna palabra,
algún gesto, que me diera seguridad de que era correspondida,
y tu hubieses continuado con tu vida pasando por alto mis súplicas, seguí queriéndote.

Hoy todo comienza a llenarse de dulzura y paz; de sonrías e ilusiones,
mil y un sueños que motivan a seguir caminando.
Al parecer Dios ha comenzado a responder mis oraciones y tal vez las tuyas...

Mi dulce, dulcísimo niño; eres tu quien conmueve mi alma,
llenándome de ternura infinita, elevándome hacia espacios inimaginados.
Para mi no hay utopía si no estás tu.